El Reto de Ser Diferente

Por Rev. Alfonso Herrera Perez

Uno de los jueces de Israel fue Sansón. Este hombre servía a Hashem y verdaderamente quería agradarle, pero no era perfecto (como ningún ser humano lo es). La misión que asumió de parte del Eterno fue rescatar a la nación de sus crueles enemigos. Sansón hizo bien su trabajo, pero cometió graves errores y también hizo cosas muy crueles… como lo hacen la mayoría de seres humanos. El Eterno no obligó a Sansón a que realizara sus tareas de manera perfecta, no lo ha hecho en el pasado y no lo hará nunca con ningún hombre. Sansón, como todos nosotros, fue libre, todo el tiempo, de elegir hacer el bien o el mal, de obedecer o desobedecer; era libre de usar los dones que el Eterno le había dado para bien o para mal (en el caso de Sansón ese don significaba fuerza). Esa es la razón por la cual Sansón, en algunas ocasiones, escogió seguir sus propios designios e ignorar los designios del Eterno

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Nuestra Sagrada Torá nos manda no emular las costumbres de los gentiles («jukat hagoi») y es la advertencia que se nos hace de no ir en pos de los herejes ni de conducirnos según sus costumbres. Lo anterior incluye sus vestimentas (de moda) ni aun sus reuniones y festejos, por ejemplo, las llamadas fiestas de los «santos patronos» y demás tradiciones idólatras. Esto incluye la diversión en ferias, juegos mecánicos, alimentos y demás actividades involucradas; todo ello por la razón de que han sido previamente «consagradas» a sus «dioses». Es lo que Él, exaltado sea, dijo: «Y no vayáis en las imposiciones del pueblo que Yo alejo de ustedes» (Vayicrá/Levítico 20:23).

Este precepto negativo ya ha sido enumerado en la Torá con lo que Él dijo: «y en sus imposiciones no vayáis» «Ajarei Mot» 18:3. La explicación: «No lo he dicho, salvo en las imposiciones estipuladas a ellos y a sus antepasados». Dice el cifra: «Y en sus imposiciones no vayáis»; que no vayáis en las costumbres de ellos, en las cosas para ellos impuestas (por el mismo hombre), como ser los teatros, circos y salones; estas son reuniones en las que se juntaban para el culto idólatra. Rabí Meir dice: estos son los estilos de «emori» que los sabios han enumerado (Shabat 67ª). Rabí Iehudá, el hijo de Beteirá, dice: (la prohibición implica) que no cortes tu cabello alrededor de tu cabeza (en círculo), no dejes crecer tu pelo sin cortarlo, ni cortes el cabello frontal de tu cabeza.

El precepto negativo respecto de este tema ha sido repetido (en la Torá) con otra expresión, y es lo que Él, exaltado sea, dijo: «cuídate, no sea que trastabilles tras ellos». En expresión del sifrí: «Cuídate – (está advertido) con un Precepto Negativo; trastabilles tras ellos- quizás te parezcas a ellos, hagas como sus actos y sean ellos obstáculo para ti. Que no digas: dado que ellos salen vestidos de tal o cual manera (de púrpura, por ejemplo), también yo saldré vestido igual; dado que ellos salen con tlusín (este es uno de los ornamentos militares) también yo saldré con tlusín. Te es conocida la expresión de los libros de la profecía: y a todos los que visten ropas de forastero (yo castigaré).

Todo esto es a fin de provocar alejamiento de ellos y desprecio de todas sus costumbres, incluso en la vestimenta.

Las leyes de este precepto han sido explicadas ya en el Capítulo Sexto (del Tratado Talmúdico) de Shabat.

A continuación el comentario textual del precepto: (Esta ley prohíbe) todo lo que los idólatras, conforme su doctrina, y contrario a la razón, consideran útil y actuante de acuerdo a ciertas fuerzas misteriosas… Nuestros sabios denominan a estos actos con el nombre de «estilos de Emorí»; aquellos son tipo de brujería, por cuanto no se arriba a ellos mediante el uso de la lógica, sino que se asemejan a la brujería, necesariamente relacionada con la influencia de las estrellas; así, estas costumbres llevan a la gente a exaltar, rendir culto y alabar a las estrellas.

Es muy aventurado el hecho de calificar a Sansón de «bueno» o «malo» sin elementos suficientes para formarse un juicio equilibrado sobre el particular. Antes de tal proceder es conveniente pasar varias horas en oración y estudio para asegurarnos de adoptar una posición lo suficientemente objetiva en cuanto a nuestro personaje -o cualquier otro asunto sujeto a estudio. Sansón era humano y como tal tuvo fallas por las cuales tuvo que pagar las consecuencias. Sólo nos resta aprender la lección y no olvidar que, en cualquier momento, somos susceptibles de cometer los mismo errores y aun peores. Recordemos que la Biblia ubica a Sansón en un lugar privilegiado como uno de los héroes de la fe (Hebreos 11:32).

Hemos visto que la Torá nos prohíbe imitar las costumbres paganas, o, dicho de otra forma: tenemos que ser diferentes al resto del mundo. Diferentes en todos los aspectos: en la forma de vestir; en la forma de halar; en nuestros gustos; en nuestras lecturas; en nuestras prioridades, etc.

El reto es para todos nosotros sería ¿cómo lo logro? La respuesta puede ser sencilla y, a la vez, compleja. Sencilla porque se encuentra claramente enumerada en las Sagradas Escrituras. Compleja porque requiere total obediencia a lo estipulado por el Eterno… eso sí que no es fácil, pero con Su ayuda si sí es posible. ¡Atrévete a ser diferente!

Hasta la próxima