Janukah, la fiesta de las acciones

El festival de Janukah viene de una historia en la cual HaShem nos dejó ejemplo de mujeres y hombres, dispuestos a dar su vida por un propósito loable, como lo es el Kidush HaShem / Santificación del Nombre.
Si queremos ahondar en ello, se recomienda leer el libro de los Makabim o Macabeos, así como escuchar la conferencia de Rab Mijael sobre Janukah, titulada: «Judeofobia o Genocidio».

El ser perseguido es algo que el pueblo judío ha sufrido desde tiempos inmemoriales. Aparte de las masacres, el sufrimiento y las implicaciones negativas, el festival de Janukah es un ejemplo de la frase que se utiliza en nuestro pueblo: «Todo es para bien».
Algo que suele resaltar en esta fecha es la palabra Milagros / Nisim. Rab Mijael, en su conferencia sobre los Milagros, nos ayuda a entender este tipo de eventos, los cuales, aún se pueden manifestar en nuestra vida. Salta la pregunta: ¿Qué milagros se vivieron en Janukah?

No quiero meterme al tema del aceite, el cual, en la opinión de algunos, llega a ser polémico. En su lugar, te invito a considerar lo que está escrito en los Sidurim. Durante estos 8 días, agregamos en nuestras Shemoneh esreh o Amidah, un texto en el apartado de Modim u Hodaah – Agradecimiento; donde recordamos las cosas buenas que HaShem hizo por nuestros padres en estas fechas. Dicho texto se identifica como Al hanisim / Sobre los milagros.
Sobre los milagros y sobre la liberación; y sobre las obras poderosas y sobre las salvaciones; y sobre los prodigios y sobre las consolaciones que hiciste para nuestros padres, en esos días como en este tiempo:
En días de Matitiahu hijo de Yojanan, Kohen gadol jashmoní y sus hijos, cuando se levantó el reino de Grecia malvado, sobre Tu pueblo Israel para hacerles olvidar Tu Torah y apartarlos de los estatutos de Tu Voluntad.
Y Tú, en Tu misericordia grande, Te levantaste para ellos en el momento de su tribulación.
Peleaste su contienda, juzgaste su reclamo, vengaste su venganza y entregaste a poderosos en mano de débiles, y a grandes en mano de pocos, y a malos en mano de rectos, y a impuros en mano de puros, y a malévolos en mano de [estudiosos] diligentes de Tu Torah. Y para Ti hiciste un Nombre Grande y Sagrado en Tu mundo, y por Tu pueblo Israel hiciste una salvación grande y liberación como este día.
Y después vinieron Tus hijos al Santuario de Tu Casa, y limpiaron Tu Templo y purificaron Tu lugar Sagrado y encendieron candelas en los patios de Tu sacralidad. E instituyeron estos ocho días de Janukah para alabanza y agradecimiento, e hiciste con ellos milagros y maravillas y agradecieron a Tu Nombre Grande, selah:

Como vemos, no se menciona nada del aceite, pero sí se dejan ver diversas acciones que, tanto HaShem como quienes vivieron en aquel tiempo, tuvieron que realizar. Estas situaciones son las que quiero que, de una forma muy somera, consideremos como Milagros.
Regularmente, pensamos que los milagros serán una experiencia increíble manifiesta en nuestra vida a través de grandes cosas o sucesos increíbles. Es posible que esperemos ver algo similar a lo sucedido en Mitzráim / Egipto, y que sea la Mano de HaShem la que haga todo por nosotros. Sin embargo, ¿quién es el encargado de realizar los milagros?

Sabemos que HaShem no hace milagros solo porqué sí, debe existir un justificante para que ello suceda. Hoy, en Janukah, la fiesta de los milagros, ¿qué hacemos para que HaShem los realice en nuestra vida? ¿Pretendemos dejar todo en Sus manos, o ponemos de nuestra parte para cristalizarlos?

En la opinión del Rab Eliahu Dessler, los milagros de Janukah fueron provocados por la férrea determinación de un pequeño grupo, los cuales pueden verse como líderes. Gracias a ellos, los judíos pudieron sobreponerse a los griegos. De ahí que la celebración de Janukah quedara establecida para todas las generaciones.

¿Cómo recordamos los milagros de Janukah?

Sabemos que el judaísmo está lleno de ejercicios didácticos, los cuales contribuyen a nuestro crecimiento y aprendizaje. En el caso de Janukah, lo emblemático suele ser el encendido de un candelabro con nueve brazos o Janukiah.
Cada noche, al encender las candelas, pretendemos hacer públicos los milagros ocurridos en aquella época. De ahí que nuestros Sabios, recomienden colocar la Janukiah en un lugar visible, para que pueda ser apreciada por quienes transitan en las calles.
El Talmud, en Shabat 22b nos enseña: Aharon debe acomodar [la Menorah] fuera de la cortina de la Tienda del Encuentro. [Vaikra / Levítico 24:3].
¿Acaso HaShem necesita la luz de la Menorah? Durante cuarenta años los hijos de Israel viajaron con Su luz. Más bien la Menorah es un testimonio para todo el mundo respecto a que la Presencia Divina reside en el pueblo judío
.

De manera simbólica, nuestros Sabios nos invitan a considerar el encendido de las candelas, como una forma de iluminar al mundo, el cual se encuentra oscurecido. Esto puede servirnos a modo de invitación para considerar que, en la manifestación de los milagros se ven involucrados la naturaleza, la vida misma, HaShem y el potencial que cada uno tenemos para accionarlos. Cabe agregar que, lo ocurrido debe alumbrarnos no solo para nosotros, sino el mundo mismo. Recordemos lo que recitamos al momento de encender las candelas:
Estas candelas nosotros las encendemos, por los milagros y las maravillas, y las consolaciones y las salvaciones y las batallas, que hiciste por nuestros padres en esos días en esta época por mano de Tus Kohanim sagrados. Y todos los 8 días de Janukah estas candelas son sagradas, y no tenemos permiso de hacer uso de ellas, sino mirarlas únicamente, con propósito de agradecer a Tu Gran Nombre por Tus milagros y por Tus maravillas y por Tu salvación:

La luz de las candelas y la recitación de este texto nos ayudan a tener presentes las cosas que debemos considerar, las cuales fueron hechas por HaShem y un grupo de Kohanim, durante lo que hoy se conoce como Janukah.

En el Midrash, Bamidbar Rabá 15:5, se enseña: El versículo afirma: «Porque eres Tú quien enciende mi luz» [Tehilim (Sal) 18:29]. Israel le dijo al Sagrado, Bendito Él: «¡Rey del Universo! ¿Tú nos pides que Te demos luz? Por cierto, Tú eres la Luz del universo, y la luminosidad permanece contigo, como está escrito: “La luz habita con Él. Sin embargo, Tú dices: “¡Las luces deben iluminar la Menorah!».
Esto explica el versículo: «Porque Eres Tú Quien enciende mi luz». El Sagrado, Bendito Él, le dijo a Israel: «No es porque Yo pedí tu servicio, sino para que puedan darme luz tal como Yo se las di a ustedes». ¿Con qué propósito? Que se eleven en la estimación de los pueblos, quienes dirán: «¡Vean cómo Israel le da luz a Aquél que da luz a todo el mundo!».

¿De qué forma le podemos dar luz a HaShem?
Tehilim [Sal] 119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino.
Hemos aprendido que la Torah pude verse como una luz en relación a la vida diaria, ya que, ante la gran mayoría de vicisitudes, podemos encontrar una respuesta estudiado y sobre todo poniendo en práctica la Torah de HaShem o las Escrituras. Esto podemos empatarlo con lo que enseñaba Rab Yehoshua sobre el beneficio que hay detrás de estudiarlas.
Iojanan [Jn] 5:39 Escudriñen las Escrituras; porque a ustedes les parece que en ellas tienen la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
Bien valdría el esfuerzo de saber a qué se refiere Escudriñar. Hoy, podemos apoyarnos en un texto de Mishle, para saber la recomendación que HaShem nos da como hijos.
Mishle [Pro] 6:20 Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre; 21átalos de continuo en tu corazón, enlázalos a tu cuello. 22Cuando andes, te guiarán; cuando duermas, velarán por ti; y al despertarte, hablarán contigo. 23Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza luz, y camino de vida las reprensiones de la instrucción.

Que hoy podamos ver a Janukah, no solo como un festival donde se encienden candelas, sino que asociemos esa luz que emana de la Divinidad, con nuestras acciones del día a día, las cuales son necesarias para realizar grandes milagros y maravillas con la ayuda de HaShem.

Janukah sameaj!

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