En Tu Nombre hago milagros

Dentro de la perashah Bo encontramos el siguiente verso:
Shmot [Éx] 10:1 Y HaShem dijo a Mosheh: Ven ante Faraón; porque Yo he endurecido su corazón, y el corazón de sus siervos, para dar entre ellos estas Mis señales;
Y para que cuentes [Safar] a tus hijos y a tus nietos las cosas que Yo hice en Egipto, y Mis señales que hice entre ellos; y para que sepan que Yo Soy HaShem
.

¿Cuál podemos decir que era el objetivo primordial?
Que todo lo que HaShem había hecho sobre Mitzráim, nosotros lo tuviéramos presente siempre, para así transmitirlo de generación en generación. Que nuestros hijos, nietos, bisnietos y todos los que vengan después; al escuchar esto, conozcan el Gran Poder de Ado’nai.
Lo anterior, es respaldado por los hijos de Koraj en el libro de los Salmos:
Sal 44:1 (Al músico principal. De los hijos de Koraj. Masquil) Oh Elokim, con nuestros oídos hemos oído; nuestros padres nos han contado de la obra que hiciste en sus días, en tiempos antiguos.

La pregunta es, ¿cuántos de nosotros lo hacemos? ¿Cuántos contamos las maravillas de nuestro Elokim? ¿O es que preferimos esperar a que llegue Pesaj para hacerlo durante el Seder?
Contar las maravillas de HaShem no es solo hablar de ellas, implica contabilizar las cosas que ha hecho, pues el vocablo que se utiliza en esa parte es Safar, que alude a hacer una cuenta numérica.
Tal como se menciona en Salmos 71:15 Mi boca proclamará Tu justicia y Tu salvación, todo el día, aún cuando no sepa enumerarlas.

Cuando HaShem nos sacó de Mitzráim, como se registra en la Torah, lo hizo de la siguiente forma:
Deu 26:8 Y HaShem nos sacó de Egipto con mano fuerte, y con brazo extendido, y con grande espanto, y con señales y con milagros.

¿Tienes presente cuántos prodigios HaShem ha hecho?
En lo que yo quiero centrarme el día de hoy, no es en conocer la cantidad de maravillas que el Creador ha hecho en cada una de nuestras vidas, pues diría lo mismo que el salmista, no sé enumerarlas.
En lo que quiero que prestemos atención, es algo que HaShem le menciona a Par’oh, durante el proceso de nuestra redención:
Éxo 9:16 Y a la verdad Yo te he puesto para mostrar en ti Mi poder, y para que Mi Nombre sea contado [safar] en toda la tierra.

¡Ah caray! Si vimos que el vocablo Safar alude a hacer una cuenta numérica, ¿cómo vamos a “contar”, el Nombre del Creador?
Vayamos por partes y antes que nada, tengamos en claro que la figura de Par’oh existe para que el Poder de HaShem sea mostrado.
Ese poder se hizo manifiesto por medio de Sus siervos Mosheh y Aharon, y el vocablo hebreo que se utiliza para hablar de Poder, es Koaj.
¿Cómo podemos definir Koaj?
Koaj: Es tener el poder o la fuerza para hacer algo.
Existen dos tipos de Koaj:
1) El propio
2) El otorgado por HaShem
El Koaj propio tiene límites. En cambio, el Koaj dado por HaShem no los tiene y nos da la capacidad de hacer cosas que parecieran imposibles
.

Entonces podemos decir que HaShem quería demostrarle a Par’oh, que Él tenía el poder o la fuerza, para destruir a toda su nación.
Esto lo llevó a cabo con cosas que a nuestros oídos parecen imposibles, ¿no es así?
El profeta Irmiahu nos da ejemplo de cómo el Poder de HaShem se ve manifiesto en Su creación:
Jer 32:17 ¡Oh Señor HaShem! he aquí que Tú hiciste el cielo y la tierra con Tu gran poder [Koaj], y con Tu brazo extendido, y no hay nada que sea difícil para Ti.

Cuando se actúa con el Poder [Koaj] que proviene de HaShem, no hay nada imposible, diríamos que podemos hacer milagros.
Nuestro Rab, en sus conferencias sobre los milagros, nos da la siguiente definición:
Milagro: Es el poder del Nombre del Eterno, manifiesto en algo o en alguien.

Mosheh y Aharon hicieron esto a los ojos de faraón y de todo su pueblo, mostraron el Poder del Nombre del Creador.
Entonces, ¿el Nombre del Eterno tiene poder para hacer esto?
Para responder, vayamos a una porción del Brit jadashah:
Mat 7:21-23 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les protestaré: Nunca los conocí; apártense de mí, obradores de maldad [Anomian]
.

El vocablo griego equivalente a Koaj es Dúnamis, en los versos que acabamos de leer lo encontramos en el 22, y para traducirlo utilizaron la palabra “milagros”.
Como ya vimos, el poder que proviene de HaShem no tiene límites; nos da la capacidad de hacer cosas que parecieran imposibles e increíbles.
Ahora, echemos un vistazo verso por verso.
En el 21 se habla de cómo podemos alcanzar el Reino de los cielos.
Rab Ávila, en reiteradas ocasiones nos ha enseñado a traer el ‘Mundo venidero’ a nuestro ‘Mundo presente’; o como algunos lo enseñan, juntar el cielo y la tierra. Es decir, buscar hacer posible lo imposible.

Continuando, el verso 22 [que es donde se encuentra nuestra palabra de interés], refiere que habrá personas quienes tendrán la capacidad de hacer grandes cosas, y lo harán invocando el Nombre.

Y en el 23 se menciona que El Señor no conocerá a los tales, aún cuando hayan hecho estas grandes señales. El motivo, por no haber cumplido la Torah.
[Pues cabe aclarar, que en la última parte de ese verso, aparece la palabra griega Anomian, la cual traducen como maldad, pero que en realidad alude a estar sin Torah [sin Ley]. Pues Anomian, se compone de:
La preposición: A = “No o Sin”.
Y del sustantivo: Nomus = “Ley”.
Por lo que una mejor traducción sería: “Apártense de mí obradores sin Torah”. Dicho en otras palabras, personas que son capaces de hacer este tipo de cosas, pero han dejado de lado el cumplimiento de la Torah].

Salta la pregunta obligada, ¿se pueden hacer milagros en el Nombre del Creador, aún cuando no nos ocupemos en guardar Su Torah?
Pasemos entonces con el Nombre del Creador.
En las perashot pasadas, pudimos leer que El Sagrado Bendito Es, le da a conocer Su Nombre Divino a Mosheh rabénu, lo que actualmente conocemos como las letras Iod Khe Vav Khe.
Shmot [Éx] 3:15 Y además dijo Elokim a Mosheh: Así dirás a los hijos de Israel: HaShem [las 4 letras], el Elokim de sus padres, el Elokim de Abraham, Elokim de Itzjac y Elokim de Ia’acob, me ha enviado a ustedes. Éste es Mi Nombre para siempre, éste es Mi memorial por todas las generaciones.

Shmot [Éx] 6:2-3 Habló todavía Elokim a Mosheh, y le dijo: Yo soy HaShem [Las 4 letras];
Y aparecí a Abraham, a Itzjac y a Ia’acob por el Nombre de Elokim Omnipotente [El Shadai], pues por Mi Nombre HaShem [las 4 letras] Yo no era conocido de ellos
.

Entonces, ¿cómo podemos contar el Nombre del Creador?
Para dar respuesta consideremos lo que leímos en este último verso, cuando se mencionan dos formas en las que podemos llamar a nuestro Creador, con Su Nombre Divino [4 letras] y como El Shadai, y hagamos uso de la gematría para conocer una interpretación de lo que el Nombre ejemplifica.
Veamos la siguiente tabla:

En la primera columna, tenemos las cuatro letras del Nombre Divino en forma vertical, junto con su valor numérico.
Iod = 10 / He = 5 / Vav = 6 / He = 5 : Lo que nos da el total de 26.
Y también tenemos escrito Shadai, que consta de 3 letras:
Shin = 300 / Dalet = 4 / Iod = 10 : Cuya suma total es 314.
A su vez, la suma de ambos es 340.

Por su parte, la palabra Shem [que es como se dice Nombre en hebreo], consta de dos letras: Shin y Mem sofit.
Shin = 300 / Mem = 40 : Siendo su total 340.
Y como podemos apreciar, tiene el mismo valor numérico que el Nombre Divino y Shadai juntos.

Los Cabalistas enseñan que cuando una persona quiera hacer un milagro, debe tener en mente El Nombre del Creador, es decir, juntar las cualidades de ÉL, cuando actúa con Su Nombre Divino y las cualidades que tiene cuando actúa como El Shadai.
Y continúan diciendo, cuando se juntan estas dos cualidades del Padre, se puede derrotar a Faraón.

En Iejezqel 29:3, Par’oh es llamado rey de Egipto y gran dragón; algunos Sabios que estudian el Zohar, enseñan que el “gran dragón” representa el imperio de los demonios, y que cuando se habla de los primogénitos egipcios, se habla de la destrucción de los demonios.
[Zohar, Perashah Bo]

Comparemos esto con lo que se escribe en el Brit Jadashah.
Leímos que algunas personas dirán: “En Tu Nombre echamos fuera demonios”, aquí podemos ver relación con lo que se enseña en el Zohar, pues utilizan el Nombre para la sujeción de los demonios; y en otras partes se escribe que el Poder que se recibe de lo alto, nos sirve para ello:
Luc 4:36 Y todos estaban asombrados, y hablaban entre sí, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?

Luc 9:1 Reuniendo a los doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades.

Entonces, ¿teniendo este ‘Nombre’ basta y sobra?
No, pues como leímos, muchos pueden tenerlo, pero si se olvidan del cumplimiento de la Torah, estará incompleto.
Ha habido y seguirá habiendo personas que conozcan secretos y profundidades de la Torah, con ello son capaces de profetizar, sujetar demonios, hacer milagros, etc., ya sea que pertenezcan al pueblo o no.
Tal es el caso de Bil’am, cuyo nombre puede significar “no pueblo”, y que se refiere a sí mismo como “El varón de los ojos abiertos, el que ve la visión del Shadai” [Bamidbar 24:3-4].
Como él, existen personas que quieren utilizar los Nombres del Eterno para sus propios fines.
El problema de esto radica en que cuando nosotros llegamos a tener dicho conocimiento, como enseña nuestro amado Mashiaj, sí trabajamos y podemos hacer grandes obras, más corremos el riesgo de olvidarnos de la Torah y la importancia que tiene cumplir los preceptos.

Esto se puede ejemplificar con un episodio que se relata en el primer libro de los Reyes, capítulo 13.
Un varón de Elokim recibió palabra profética para ir a Betel, hablar al rey Iarob’am y hacerle ver su mal camino dándole una señal.
Una vez que lo hizo, este rey lo invitó a quedarse, a comer y beber, sin embargo, el varón había recibido instrucciones de no comer ni beber, e incluso de no volver por el mismo camino en que había ido.
En aquella ciudad vivía un anciano profeta, cuyos hijos le contaron todo lo sucedido, por lo que este hombre fue en su búsqueda.
Al encontrarlo, le refiere las mismas palabras que el rey, más el varón responde lo mismo: “No puedo quedarme”.
Este viejo profeta le dice que recibió palabra de un ángel de HaShem, con la instrucción de hacerlo volver, lo cual era falso. No obstante regresan a su casa.
Después de comer y beber, la palabra de Elokim viene sobre el anciano profeta y reprende al varón por haber desobedecido, siendo castigado por ello.

De este ejemplo podemos decir: El hombre tenía el conocimiento, el poder y fue capaz de hacer una gran señal, sin embargo se olvidó de lo importante, la obediencia a la Palabra del Creador.
Si bien conocemos y tenemos ciertas “herramientas” con las que podemos hacer grandes maravillas en el Nombre del Creador, ello no nos exime de la obediencia y el cumplimiento para con ÉL.
Otro ejemplo son los hechiceros de Par’oh, recordemos que cuando HaShem envió la plaga de los piojos, refirieron lo siguiente: “Dedo de Elokim es este”. Lo que nos ayuda a deducir que ellos conocían el Poder o la efectividad que tiene hacer las cosas en El Nombre Divino, y aún cuando ellos también eran capaces de crear fenómenos sobrenaturales y hacer grandes señales, se encontraban sin Torah.
Entonces podemos preguntarnos: ¿Qué clase de milagros queremos hacer? ¿Los que se hacen simplemente conociendo el Poder de Su Nombre, o los que podemos hacer, porque conocemos el Poder de Su Nombre y la Torah siempre es nuestra base?
Sal 66:16-20 Vengan; escuchen, todos los que temen a Elokim, y contaré lo que ha hecho por mi vida.
A Él invoqué con mi boca y con mi lengua lo ensalcé.
Si en mi corazón yo hubiese consentido la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.
¡Pero de veras Elokim me ha escuchado! Él atendió a la voz de mi oración.
¡Bendito sea Elokim, que no echó de Sí mi oración ni de mí Su misericordia!

Que nosotros también Bendigamos a HaShem, por las maravillas que nos da la oportunidad de presenciar y de hacer en Su Nombre.

Jazak ubaruj!

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