Una estimación

La Torah sigue manejando ejemplos, que en la vida diaria y de manera simple, generan trayectorias y consecuencias, al creer y obedecer los mandamientos que son de mi competencia.
El conocimiento de estos mandamientos y sus beneficios, son en verdad atractivos. Llenaría las perspectivas de cualquiera que desee “pasarla excelente” en este plano de vida.
Y en realidad, no tiene solo esos beneficios. En su profundidad me tienen que llevar a un entendimiento de lo eterno.

La reflexión de este momento se enfocada en el pasuk siguiente:
Vaikra/Levítico 27:2 El Eterno hablo a Mosheh diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando un hombre pronuncie un voto sobre una evaluación de almas al Eterno.
Esta sección es conocida entre nuestros sabios como Arajin (Valuaciones de los seres humanos). Los valores se asignan según el sexo y edad. Es como una “tasación” que el Eterno expone de manera clara. Nunca según el valor del mercado de esclavos.

La persona ofrece cierto valor monetario en relación a su cuerpo o vida, en beneficio de un lugar. Es una práctica bastante interesante.
En algunos lugares, fuera del contexto judío, cuando una enfermedad mortal atacaba a un hombre, acostumbraba dar su peso corporal en oro o plata como ofrenda, para que tuviera misericordia algún dios y fuera sanado.

Lo anterior, nada tiene que ver con la Torah.
El voto descrito en Vaikra, es una acción que, de alguna forma, alcanza un valor por sí solo. Una vida que se pone a disposición del Eterno, pero en valor monetario. Por ejemplo: Un varón de 20 hasta 60 años, está valuado en 50 shekel.

Esta valuación vienes después de leer las “Tojajot”, aquella lista de maldiciones que una persona alcanza al no querer observar y ejecutar los mandamientos.
Dicen algunos comentarios, esto es para que, cuando una persona vea todo mal que le ha venido por su desobediencia, nunca piense que es indigna y sin valor. La sección “Arajin” recalca que, sin tener en cuenta el comportamiento de un judío, siempre tiene valor a los ojos del Eterno.

Ese valor no está al alcance del hombre. El Eterno lo da.
Todos los seres humanos pueden, desde su perspectiva, darse un valor estimativo. Algunos pueden sentirse más o menos valiosos, según su físico o por su cantidad de bienes. Pero aquí ello no tiene cabida. Solo se tasa al alma, el ser, la creación viviente.

La Torah da un ejemplo de cómo existen algunas cosas que el ser humano no tiene capacidad para valuar, pues no tiene un punto de referencia.
Yob/Job 28:12,13 Mas, ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la prudencia? El hombre nunca supo su valor, ni se halla en la tierra de los vivientes.

Otra de las formas en como traducen esta “Valuación humana” es “Estimación”. Quiero pongas atención en esta última para lo que viene a continuación.
Tehilim/Salmos 55:13-14 más tú, hombre, según mi estimación: mi señor, y mi familiar. Porque juntos comunicábamos dulcemente los secretos, en la Casa de Elohim andábamos en compañía.

La palabra “Estimación” es más familiar. El diccionario la define como:
Estimación (o Estimar) es el proceso de encontrar una aproximación sobre una medida, lo que se ha de valorar con algún propósito. Es utilizable incluso si los datos de entrada pueden estar incompletos, inciertos, o inestables.
En otras palabras, es dar un valor aproximado. Este ejercicio tiene el fin de apegarse a algo, o sentir compromiso con ese algo o alguien.

En la práctica, cuando haces una estimación, puedes tener dos variantes.
1) Tu estimación o valuación fue incorrecta, y te llega un sentimiento de desilusión.
2) Tu estimación fue superada. En la realidad, llegaste a la Subestimación.

Últimamente, en mi ser ha estado bailando la necesidad de saber qué soy. Y creo desde hoy que no tendría la exactitud nunca. Así que, me he ejercitado en estimar la sensación de vida que corre por mi cuerpo. Trato de quitarme la sensación de fracaso. Antes era pesado, ahora es un síntoma para revisar qué es lo que tengo que cambiar.

Trato de valorarme. Decir que tengo mucho en mis manos para no darme por vencido. Trato de conocerme bien, trato de ser un judío con responsabilidad.

Existe una frase de James Allen, que dibuja bien este momento de crisis. Ve las circunstancias no como un momento malo, sino como una oportunidad para encontrarse a sí mismo.
“Las circunstancias no hacen al hombre, ellas lo revelan”.

Si en algún momento crees que las circunstancias son más grandes que tú, que va más allá de lo que tú puedes hacer, te has declarado por vencido. Has sobreestimado las circunstancias. Es momento de revisar cuánto vale tu persona. La estimación que tienes sobre ti, es incorrecta.

Creo que cada persona tiene la capacidad de buscar su valoración. Hay una frase que, si bien no se sabe quién la dijo [unos la tribuyen a Jonathan Davis y otros, con palabras similares a Bob Marley], ayuda a estimar la vida propia ante los demás: “Ustedes se ríen de mi por ser diferente, y yo me rio de ustedes por ser todos iguales”.

Un judío tiene herramientas en la Tora para entenderse y valorarse ante cada suceso de la vida.

Conclusión

En mis pensamientos, entiendo que mi retorno a lo que soy, se encuentra en esta vida a atravesar una puerta llamada muerte. Ahí comprobaré que siempre fui de otro lado y nunca de aquí.

Estas estimaciones, en los últimos años me han servido de mucho. Han dejado de preocuparme muchas cosas. He peleado lo que tengo que pelear, he perdido lo que tengo que perder, he ganado lo que tengo que ganar. He llorado donde tengo que llorar, he reído donde tengo que reír.
Solo espero morir con un buen valor ante los ojos del Creador.

Jazak, jazak venitjazek!

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