Es usual que, cuando una persona tiene la necesidad de conectarse con el Creador, algunas corrientes religiosas los inician en la lectura de la Biblia. Sin embargo, suelen recomendar que se inicie con «el Nuevo testamento» [forma errónea de llamarle al Brit jadashah]. En esta sección de las Escrituras, se relata la historia de un personaje que fue un parteaguas en la historia y también para diferentes ideologías.
De entrada, el libro de Mateo menciona la genealogía de «Jesucristo», hijo de David, hijo de Abraham.
El verso 21 nos dice: «Y dará a luz un hijo, y llamaras su nombre Jesús».
También, el verso 25 narra: «y le puso por nombre Jesús».
Con esa perspectiva y nombre, la Biblia versión Reina-Valera, nos presenta a «Jesús», quien nació de una mujer llamada «María» y su padre adoptivo fue «José». En los capítulos y libros subsecuentes, se nos habla de su vida y obra, sobre la cual, algunos grupos basan sus creencias.
No obstante, si prestamos atención al inicio de este capítulo, y tomamos en consideración que este varón tiene una genealogía judía o hebrea, saltan algunas preguntas.
¿Por qué se llamaba «Jesús»? El nombre «Jesús» viene del latín, pero como ya vimos, él no nació en Roma sino en Israel, y por lógica, debería tener un nombre hebreo.
Sobre esa línea, ¿por qué sus padres se llamaban José y María? De nuevo, nos presentan nombres latinos, romanos, que nada tienen que ver con una casa judía, es decir con los nombres de los nacidos en Israel en ese tiempo, con esa cultura.
Si bien, alguien pudiera argumentar que el nombre no importa y que al final se trata del mismo personaje [independiente a la idea que se tenga sobre él], respetamos, pero no lo compartimos, y quisiera que volvamos a considerar los ejemplos anteriores. Si algo tan sencillo como su nombre fue trastocado, lo mismo sucedió con la vida y obra de Rab Yehoshua [su nombre en hebreo].
Hoy por hoy, la figura de «Jesús» se ha convertido en el centro de grandes movimientos e ideologías, pero de forma desafortunada, lo ha sido bajo una influencia romana, y se nos presenta a un «Jesús» que es Di-s, que murió en una cruz, que resucitó un domingo, etc.
Dejemos de lado a «Jesús», y comencemos a hablar de Yehoshua.
Shalom ubrajah!
