El Trabajo para El Eterno

    Reé
    29 de Av de 5765
    3 de septiembre del 2005
    Isaías / Yeshayahu 54.11-55.5

    Rav Mijael Avila «Shlita»
    Sinagogas Bet HaDerej

    Rav Mijael Avila «Shlita»
    Sinagogas Bet HaDerej
    [email protected]


    Lectura

    Yeshayahu 54:11 Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré. 12 Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas. 13 Y todos tus hijos serán enseñados por Hashem; y se multiplicará la paz de tus hijos. 14 Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti. 15 Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá. 16 He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir. 17 Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Hashem, y su salvación de mí vendrá, dijo Hashem.

    55:1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. 4 He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. 5 He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Hashem tu Elohym, y del Santo de Israel que te ha honrado.

    Reflexión

    Hace algún tiempo, estaba platicando con mi primogénito Jiram Obed al respecto del papel tan importante que tienen los médicos para la preservación de la salud, después de intercambiar comentarios le dije: “date cuenta, mi vida, que todos aquellos que trabajamos para el Eterno, tenemos un papel que trasciende aún más que el del médico, ya que ellos terminan su trabajo mientras el cuerpo tiene vida, pero el trabajo para el Eterno trasciende en la vida de las almas de las personas aún cuando su cuerpo ya no esté”. Obviamente que todo papel que se desempeñe tiene su importancia; sin embargo el trabajo que realiza cada una de las personas que presta un servicio al Eterno es fundamental para ese Olam Habá –mundo venidero- que hará que nuestra vida trascienda a la terrena.

    El tiempo pasa muy rápido, el tiempo de la adolescencia se deja atrás y cuando menos te das cuenta ya eres un adulto, y qué decir de tantas personas que estando ahora en la tercer edad o en la madurez plena nunca se percataron cuándo se fue su juventud. ¿Qué es lo importante de la vida?, ¿lo que se ve o lo que no se ve?, en las Escrituras encontramos que lo eterno, lo inamovible, que es lo que no se ve es lo verdaderamente importante, entonces, ¿por qué afanarnos por lo que vemos? y no me refiero a todo lo que vemos, sino en el afán en el que muchas veces estamos metidos pero que no representará un fruto eterno, es decir, te preocupas durante meses o años al respecto de un vehículo y ya no ves el día en el que lo tengas. ¿Cuánto tiempo de nuestra vida lo dedicamos para obtener un bien?, ¿cuántas personas están en el afán de una casa pensando que con ello les dejarán asegurado el porvenir a sus hijos cuando menos un techo?, no está mal que se desee eso, no está mal que se desee progresar, no está mal pensar dejarle algo a nuestros hijos, no está mal tener un bien para disfrutarlo, lo que sí está mal es no tener prioridades en esta vida, y esas prioridades deben ser puestas en orden de trascendencia; algo que definitivamente es trascendente es la preservación de nuestra alma a través de una relación con el Eterno, e incluso, esta relación dará como resultado frutos en nuestra vida en este mundo –Olam hazé-. Observa lo que encontramos en esta Haftaráh:
    Yeshayahu 55:1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.

    El neví -profeta- está invitando a venir a las aguas, simbólicamente al Eterno, y nos dice que compremos sin dinero, ¿cómo podemos comprar sin dinero?, obviamente no es comprar cosas materiales, sino las verdaderamente trascendentes, las eternas. Sigamos leyendo:
    Yeshayahu 55:2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.

    El trabajo de todo siervo del Eterno es precisamente crear consciencia en la importancia que tiene el que las personas establezcan como prioridad las cosas trascendentales, y éstas se encuentran en el Eterno, cada uno de los que hemos sido llamados al servicio de Hashem tenemos el compromiso de mostrar la importancia que tiene esto, ya que es común encontrar que las personas ponen como su prioridad a aquello que le representará un bien para esta vida y no ponen como su prioridad el alimento y la trascendencia de su alma ¿Cuánto tiempo le dedicas a tu trabajo?, ¿cuánto al Eterno? ¿Cuánto tiempo le dedicas a tus hijos?, ¿cuánto al Eterno? ¿Cuánto tiempo le dedicas a la escuela?, ¿cuánto al Eterno? ¿Cuánto tiempo destinas para tu esparcimiento?, ¿cuánto al Eterno?

    Date cuenta, ¿la salud se puede comprar con dinero?, no, ¿la felicidad?, no, ¿la preservación de tu alma?, no, al hacer consciencia de que todo aquello que no se puede comprar con dinero es lo que tiene más valor, entonces, ¿por qué no poner en la escala de prioridades las cosas del Eterno que no se pueden comprar con dinero? Te invito en esta semana que procures alcanzar el orden que el Eterno está deseando de nosotros.

    ¡Pongamos en orden nuestra vida!

    ¡Shabath Shalom!
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