Demostrando mi amor al Eterno

Momentos tan especiales nos envolvían, la libertad estaba en nuestros sentidos, probablemente no se alcanzaba apreciar del todo pero se sentía un gran cambio en nuestras vidas, los ancianos, los jóvenes los niños, habían dejado atrás todo aquello que los oprimían, no importa que fueran fuerzas poderosas y temibles, no importa que fueran de aceros sus grilletes, todo se quedo como una cera derretida, sin ofrecer resistencia ante la grandiosa mano que nos libero. El Eterno nos demostró que no existe ni existirá un enemigo digno de El, sus maravillas fueron actos de amor por su propiedad, nosotros su pueblo, los cuales respondemos con actos de obediencia, construyendo una suká, demostrando solo amor por nuestro Rey.

Vaykrá-Levítico23:43 Para que vuestras generaciones venideras sepan que en cabañas hice Yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto; Yo soy el Eterno, vuestro Elohim.

Lema’an yed’u doroteyjem ki vasukot hoshavti et-beney Yisra’el behotzi’i otam me’eretz Mitzrayim ani Adonay Eloheyjem.

Enseñanza.

Empezamos con este pasuk:

Vaykrá- levítico23:40 Y tomaréis para vosotros en el día primero, fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras y ramas de mirto y de sauces de los arroyos; y os regocijareis ante el Eterno, vuestro Elohim, por espacio de siete días.

Imaginemos a nuestro pueblo, caminando, como uno solo, como un lulav-palma agitado, sus diferencias solo hacían un yajid-unidad-, que no puede ser devastada, por que esa unidad la constituyó el Eterno, hoy tenemos la esperanza que un día nos volvamos a reunir como uno solo, y nos balanceemos ante el Creador. Hoy  nuestro andar tiene que estar firme como una palmera, textos talmúdicos ven en la palmera el símbolo de la fuerza de credo; aunque vengan vientos de tormentas de odio, envidia y muerte, no lograran derrumbar, nuestro papel es estar erguidos como esa palmera, mostrarnos como hijos del rey, nuestros enemigos , solo alcanzarán a ver esa apariencia de orgullo, no saben que como el mirto tenemos virtudes internas que se han creado con la sabiduría de la Torá, la cual mantiene siempre nuestras convicciones, estas nos ayuda a tomar decisiones  en los diferentes lugares en los cuales fuimos enviados, la esperanza de volver a ser uno en Eretz Israel nos alienta, nos vuelve perseguidores de meritos y de grandeza, solo la majestuosidad del Creador nos hace sentir como un sauce, sin meritos, modestos, dependiendo del El ,de su agua de su torrente, el nos mantiene y  sostiene a cada instante, solo esperamos su benevolencia, que este sauce sea convertido en un hermosos árbol lleno de etrog, fragante y delicioso, agradable a todos los ojos, como en aquel día en que Mashiaj venga.

Así que con esta esperanza entramos a una suká , todo nuestro ser intelectual y espiritual, es trasladado por nuestra humanidad al interior, experimentando todavía los momentos de Yom kipur, instantes terribles, de angustia de saberse presente ante el santo de santos, pero que poco a poco se van quedando atrás durante el recorrido del decimo día, una transformación  de la angustia a la alegría se lleva a cabo al  apresurarse en el inicio a la construcción de la suká, como deseando que aquellos instantes de la infancia evocara felicidad, y pareciera que llega a nuestras vidas y empezamos a construir como si fuéramos niños, los aromas, las texturas, los sonidos, se mezclan entre los de hoy y los de ayer, Su amor, nos ha mantenido en sus caminos, ¿cómo no sentir amor por nuestro Creador?

Llega el momento en que tu mirada y la del Eterno se encuentran a través del techo de la suká, la mirada del Eterno llega abarcando todos los pensamientos, el inmenso universo pareciera que se acerca tanto que se puede sentir como se es absorbido, deja de preocuparnos todo, nada necesitamos, que bien se siente el retorno a los lugares de nuestro origen.

Tehilim-Salmos 33:18 El ojo del Eterno está sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia,

Su mirada nos encuentra donde según el tiempo, Él mandó que estuviera, trayendo a memoria Su rescate sobre nosotros nos hizo entender que nada se necesita cuando confiamos en Él.

Todos nuestros ancestros están aquí, dentro de nuestra suká que construimos, el tiempo se junta y coincidimos todos en este punto de referencia. Ahora se esta entrando en la suká más grande que existe, la de los cielos, que el Eterno extiende como un manto, y somos testigo de la alabanza celestial que se relata en la porción del rezo de shajatit la cual inicia en titbaraj lanetsaj y que al español dice:

Bendito serás por toda la eternidad, Oh Creador nuestro, Rey y Redentor nuestro, creador de seres santos. Alabado sea tu nombre por siempre jamás, rey nuestro, Oh creador de Ángeles ministeriales, cuyos servidores todos se paran en las cimas celestiales del universo y proclaman con temor, al unísono y con voz estruendosa, las  palabras  del Elohim viviente y soberano del universo. todos son bien amados, todos son sin macula, todos son poderosos, todos son santos, todos cumplen con terror y temor la voluntad de su creador, todos abren su boca con santidad y pureza, con cánticos e himnos y bendicen, alaban, glorifican, santifican, reverencian y entronizan el nombre del ELOHIM SOBERANO quien es grandioso, poderoso y temible, santo es , todos aceptan unos de otros el yugo de la soberanía del cielo y todos se conceden permiso uno al otro, para santificar a su creador con serenidad de espíritu y con articulación clara y dulce. todos al unísono declaran con pavor su santidad y proclaman con temor:

KADOSH, KADOSH. KADOSH HASHEM TZEBAOT….

¿Qué se puede necesitar?  Nada.

Esta suká nos lleva día a día ha entender y experimentar un adelanto de lo que es una Eternidad.

He llegado a comprender que en esta condición humana, los acontecimientos desfavorables se presentan solo para que nuestro corazón busque el favor del  Eterno, para que nuestra mente se eduque a  dirigir sus pensamientos a las alturas, para que seamos liberados.

Tehilim-Salmos 34:19 Muchos son los males del justo, pero de todos ellos lo librará el Eterno.

En cada festividad de sukot busquemos cambiar  nuestra mente, dejar de confiar en los elementos materiales, teniendoles como comodidades pasajeras, compararlas como la estabilidad de esta suká, comprender que aunque tuvieras todas las riquezas posibles, solo ofrecerían el amparo que una suká puede darme.

Tehilim-Salmos  52:6 Los justos lo verán y temerán. Se reirán de él diciendo:

Tehilim-Salmos  52:7 "¡Ved al hombre que no puso a Elohim como su fortaleza, sino que confió en sus muchas riquezas y se refugió en su maldad!"

Conclusión.

Una suká es una ayuda a traer a la memoria no solo los momentos de nuestra liberación en Egipto, es liberarnos de nuestra confianza en los bienes materiales, de abastecer nuestra identidad con nuestro origen, el Creador.

¡Jag Saméaj!

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