Costumbres que contaminan

Se da un gran rango en el día de kipur. Las tendencias humanas obscuras, tanto individual como colectivas se permiten ver, tratan de construir un nuevo tipo de ser humano, uno llamado santo. Uno que se construye con hijos y con prosélitos, no importa de donde venga, solo tiene que acatar y ejecutar toda aquella dirección que se ha otorgado.

La Torah es un momento escrito, que palpita de manera permanente desde el momento que se escribió. La narración de estas porciones, nos pasea desde las alturas de la pureza del día perfecto del perdón, hasta los rincones de las prácticas de la impureza espiritual, con que el ser humano ha deleitado sus necesidades.
Entre esas prácticas, los demonios han construido ciertas razones para convencer que lo que se está haciendo es normal.
Esas costumbres se vuelven como la razón de existir, la manera natural de entender la existencia.

Podríamos decir que, nuestro pueblo, al tomar posesión de la tierra prometida, descubrió que esas costumbres tenían un efecto secundario.
Vaikra/Levítico 18:27 Porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de la tierra, que fueron antes de ustedes, y la tierra fue contaminada.

¿Cuál es el efecto? “Contaminación”.
Las acciones que la Torah registra que no se deben hacerse, son ingredientes que contaminan la tierra, con eso quiero decir “el suelo”.
La tierra prometida “aguantó” las costumbres de ajenos hasta donde se pudo, pero, al llegar el pueblo, la tierra hizo lo siguiente:
Vaikra/Levítico 18:28 Y la tierra no los vomitará, por haberla contaminado, como vomitó a los gentiles que fueron antes de ustedes.

La tierra “vomitó”, ¿qué se puede entender? ¿Quién no recuerda algún episodio de esto? Es un momento bastante conflictivo, donde la náusea (conocida también como arcada o angustia) se presenta como un gran motivador. Pareciera que el mando lo toma nuestro sistema nervioso y motor, preparándose para “arrojar” algo desde el estómago, pero la ejecución de expulsión es violenta.

Esa violencia fue el reflejo de la conquista territorial, los hombres que habitaron la tierra prometida, sintieron los síntomas de angustia ante la marcha de nuestro pueblo. Quizás sudaron frio, como cuando, al tener la sensación de vomitar, aumenta el ritmo cardiaco, te mareas, presentando sudoración.
veamos un pasuk donde se pueden ver esos síntomas:
Yeshayah/Isaías 19:14 El Señor mezcló espíritu de vértigo en medio de él; e hicieron errar a Egipto en toda su obra, como desatina el borracho en su vómito.

El vómito tiene varios motivos, pero el que el pasuk presenta, tiene una tendencia de arrojar algo que nos esta envenenando.

La tierra, al vomitar a estas personas, nos enseña que esta intoxicada de las costumbres. El ser personas ajenas al pueblo o extranjeras, no era el problema, eran sus costumbres.
Ser extranjero no era un problema dentro del pueblo de Israel, muchos de ellos nos han acompañado y lo seguirán haciendo.
Vaikra/Levítico 18:26 Guarden, pues, ustedes mis estatutos y mis derechos, y no hagan ninguna de todas estas abominaciones; ni el natural ni el extranjero que peregrina entre ustedes.

Recordemos Pesaj, si algún extranjero quería participar de ella, tenía que realizar ciertas acciones para poder hacerlo, con ello, dejaban de ser extranjeros para ser conversos.

Normalmente, aquel que vomita, experimenta cierta sensación de descanso y un repudio natural ante aquello que vomitó, pero, ¿siempre es así? Veamos el siguiente pasuk:
Mishle/Proverbios 26:11 Como perro que vuelve a su vómito, así el loco que repite su locura.

Aquellas personas que ya no distinguen entre lo bueno y lo malo, no tienen la capacidad de repudio ante aquello que están haciendo. Esas costumbres se vuelven parte de la felicidad en su existencia.
Por ello, el Eterno manda que nosotros nos alejemos de esas costumbres, de aquellas que las naciones pueden realizar, sin que les cause repudio.

Yeshayah/Isaías 28:8 Porque todas las mesas están llenas de vómito y suciedad, hasta no haber lugar.
De aquí podemos entender que ciertas prácticas pueden llegar a contaminar nuestro suelo, esa porción de tierra donde vivimos.

Recordando los episodios que he vivido, ejecutando liberaciones espirituales, el vómito es un acto que, de forma general, experimenta aquel que vive la experiencia. Es como si el cuerpo tratara de expulsar todo aquello que lo está “envenenando”, que lo está sujetando de manera espantosa; trata de purificarse.

Conclusión

Debemos de introducirnos en estas dos porciones de la Torah, para poder entender que cosas están sucediendo en nuestro entorno, o en nuestro interior. Escudriñemos cada renglón, descubramos nuestras sombras, quizás apenas inician, no dejemos que se vuelvan obscuridades que no nos permitan reconocer que estamos mal.
Tengamos costumbres de Torah, para mantener limpio el suelo y la tierra donde estamos:
Vaikra/Levítico 20:22 Guarden, pues, todos Mis estatutos y todos Mis derechos, y pónganlos por obra; y no los vomitará la tierra, en la cual yo los introduzco para que habiten en ella.

Ejercitemos nuestros hábitos de vida en tierra extranjera, para que cuando volvamos a casa, solo tengamos el sentimiento de que pertenecemos allí.

Shabat shalom!

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