Hacer partícipe de todo a quien le instruye

Muchas veces, para los que fueron llamados o tienen la vocación de enseñar, es difícil resarcirles el tiempo, dedicación y esfuerzo que invierten en ello.
Tener detalles o atenciones hacia un maestro, es buena forma de hacerlo. Pero, la vocación o don de enseñar, pudiera quedar de lado, si los avances de las personas que son instruidas, no se recompensan con la palabra.

De lo anterior, en su carta a los Gálatas, Rab Shaul recomienda: «El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena a quien lo instruye».
Y tú, ¿has dado estas muestras de amor?

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